domingo, marzo 26, 2006

24 de Marzo

Somos jóvenes y no lo presenciamos, pero el miedo inunda los ojos de nuestros padres, abuelos, tíos, conocidos cada vez que recordamos este tema. Y nosotros, los adolescentes de hoy teníamos, la gran mayoría, una pregunta en mente, “¿Será cierto?”.
Por diversas cuestiones no era respondida hasta, en muchos casos, este 24 de Marzo. Estos 30 años nos dejaron una respuesta, numérica, pero con un gran contenido por no decir completamente, abstracto. 30.000 personas hoy no están, son entes, N/N arrojados al río o mar o quemados en conjunto, “DESAPARECIDOS”. Uniformados entrando a la fuerza es lo último que vieron de este mundo exterior. Gritos y temor invadían sus casas. Amordazados, y encapuchados los dirigían hacia un infierno con forma de cárcel cuyos demonios poseían nombres y apellidos. Jorge Rafael Videla, Eduardo Emilio Massera y Orlando Ramón Agosti (1976-1981); Roberto Eduardo Viola, Armando Lambruschini y Omar Graffigna (1981); Leopoldo Fortunato Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo (1981-1983).
Cambiando su nombre por números y sus esperanzas por resignación, esa bota formal suprime a estos oprimidos y los rotula como “Subversivos”.
Dictando lo que se podía o se debía pensar, este Golpe Militar inyecto el temor en la sangre de muchos de esos jóvenes adolescentes, sobre todo, que eran pura inocencia y que sin saber por qué razón muchos de ellos terminaban bajo un manto, torturados y en muchos casos asesinados. Volando del mapa como arte de una magia oscura, estos millares de seres humanos fueron alejados de sus afectos, sin la posibilidad de reclamar en su defensa o expresar sus sentimientos hacia esa gente que no iba a volver a ver nunca más.
Disfrazando este pánico bajo aquella excusa del “P. de R. N.” (Proceso de Reorganización Nacional) rondaban por las calles y callando a los que pensaban diferentes, se vestían diferentes o tenían una apariencia diferente y podían ser posibles terroristas que atentaban contra este suplicio que era llamado Estado. Pero la ironía siempre apareció, y durante este proceso, se combatió a este terrorismo con otro, para muchos, peor. Llevado a cabo por las Fuerzas Armadas, armadas claro, de injusticia y dolor.
16 de Septiembre de 1976, chicos, jóvenes, estudiantes de colegio secundario, reclamaban algo tan simple como un derecho de un boleto estudiantil, a cambio de eso, se les concedió el derecho de callar y formar parte de ese grupo extenso de Desaparecidos. Pablo Díaz, rompió el silencio cuando logró escapar de su captura y pasando por dos centro clandestinos de detención, denuncia a los militares de estos actos.
2 de Abril de 1982, el alcohol gobernó en esa fecha, prometiendo a todo un pueblo, algo claramente imposible, pero que fue festejado por tantas personas, inconcientes de lo que realmente pasaba, su espíritu patriótico, que colmó las plazas de Mayo y República, fue generado por una engañosa afirmación de que Las Malvinas volvían a nuestra legítima pertenencia, cruel mentira. Ese día se desató una guerra que no fue anunciada por un Galtieri lúcido, sino por una bota formal ebria inconciente y por unas Fuerzas Armadas descuidadas, desprevenidas y con baches profundos en sus planes, sus enceguecidas ganas de recuperar las islas y finalizar conflictos con Gran Bretaña desnudó miles de personas en cuerpo y alma, mandando al muere seres humanos que no deseaban participar en una guerra, ni tenían conocimientos bélicos, tanto que muchos tocaban un rifle por primera vez.
No faltó nada en estos trágicos e infinitamente dolorosos 7 años que duro este miedo destructor de Identidades y de una generación completa.
En el año 1978 se produjo el famoso onceavo campeonato mundial de fútbol con residencia en Argentina, como anillo al dedo, “la derecha se relamió”. Dio circo y pan al pueblo argentino quien hasta ese entonces no tenía conciencia de lo que sucedía en nuestro país. Mientras miles de argentinos gritaban y alentaban al seleccionado, otros miles de seres humanos eran secuestrados, torturados y asesinados en campos de concentración, alojados en diversos lugares como “El Olimpo”, “La ESMA” y también en comisarías de varias localidades.
Papel picado y cuerpos agotados caían al suelo simultáneamente.
Revistas italianas mencionaban cadáveres en las calles argentinas y nuestra gente no comprendía a que se referían. Este golpe militar estaba bien escondido hasta ese año.
Mucha gente que optaba por el exilio, o más bien, era forzada al exilio se preguntaba por la vida de sus afectos.
Con el pasar del tiempo la gente se empezaba a dar cuenta de que era lo que pasaba, se preguntaba por esas personas que ya no estaban, tenían miedo de expresar, de hablar sobre sus desapariciones. Rogaba por verlas volver y decirles lo que estos uniformados les privaron cuando asaltaron sus vidas y desaparecieron no solo su Identidad, sino sus descabelladas esperanzas de un nuevo mundo, uno mejor.
Los Desaparecidos, no eran gente armada contra el Estado, era gente con esperanzas, con sueños que deseaban cumplir. Que luchaban por un mundo mejor.
Pronto comenzaron a aparecer madres que deseaban reunirse con sus hijos, con esos N/N de la sociedad. Pero ellos no volvían. Las madres miraban con ojos llorosos, fotos de ellos, y esperaban como también hoy esperan, que estos, que hoy no están, vuelvan a aparecer. Pero a sus suplicas el presidente militar Jorge Videla mencionaba que dichas personas ya no estaban y negaba su existencia insinuando el cese de su búsqueda.
El proceso militar que se abordó luego del caótico gobierno de Isabel de Perón el cual era inestable por la sangre que se derramó por parte de los dos extremos peronistas: La izquierda peronista y la derecha peronista también denominada “Triple A” (Alianza Argentina Anti-Comunista); y "el E.R.P". (Ejército Revolucionario del Pueblo); tuvo otra cara que demuestra la insensibilidad de estos gobernantes uniformados. Martinez de Hoz, el entonces Ministro de Economía se refirió a las madres como las culpables de la desaparición de sus hijos por no cuidarlos, ¡por más increíble que parezca esta bota formal vivió!
No solo es criticable la violación de los DD.HH. (Derechos Humanos) entre los años 1976-1983 que se manifestó con la desaparición de estos tantos de personas a manos de militares, casi 9.000 registrados por la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), pero que hoy se confirman como más de 30.000. Sino, como en un aspecto menos amarillista este Golpe Militar que comenzó hace 30 años hoy tiene repercusiones en nuestro sistema político. Parece a propósito que nos quieren seguir arruinando aún cuando dejaron el liderazgo de nuestro país.
Principalmente fueron las Fuerzas Armadas las que generaron esa deuda externa que se convirtió aún mayor durante este período de terror, fueron ellos quienes hicieron la petición de dinero a un Fondo Monetario Internacional con el simple objetivo de invertir el dinero en armas que ayudaron esta ola de caos y muerte de la que se habla.
Como si fuera poco el ministro de economía Domingo Cavallo en un acto de imprudencia decidió estatizar esa deuda que se generó. Arruinando a muchas familias endeudándolas hasta la pobreza con el tan famoso “Corralito”.
Por supuesto no olvidándonos de el sistema de Estado neoliberal que fue iniciado por Martinez de Hoz y abordado luego del fracaso del Estado Benefactor, llevado a cabo por Raúl Alfonsín durante su presidencia democrática luego de finalizado el terror que acobardo a miles de personas. Esta nueva tipología de Estado fue continuado por el Dr. Carlos Menem, durante el cual se privatizaron las empresas pertenecientes a la República Argentina. Sin embargo lo mayormente criticable de este reinado de terror, sin lugar a dudas, fue el genocidio que se cometió a manos de insensatos ignorantes.
Los Desaparecidos no eran gente armada contra el Estado, era gente con esperanzas, con sueños que deseaban cumplir. Que luchaban por un mundo mejor.
Algunos eran bebés o madres embarazadas, otros hijos o padres, nietos o abuelos, estudiantes, jóvenes y adolescentes, curas y misioneros, ayudantes en centros estudiantiles, periodistas y artistas, personas inocentes, que llevaban un estandarte que desaparecía con el pasar de esta Dictadura, la justicia y la verdad. Estandartes que junto con la memoria hoy se promueve para que esto no pase “Nunca más”.