lunes, agosto 11, 2008

Pequeñas delicias de la vida conyugal.

Tenés todo y nada para dar,
¿cuantas calles bajaste antes de llegar?
¿cuantos timbres tocaste antes de entrar?
Falsificadora de querer,
tenés tanto tiempo para recorrer,
tenés un instante para renacer.

No llores, nena, que no es la muerte,
bajo los techos alumbra el sol.
Estoy en busca de algo naranja y verde,
bajo las sabanas, pasa la noche azul.

Vendrá la luna por la mañana
y tal vez todo termine en nada,
y qué te importa se fuiste mía,
y qué te importa la policía.

Tendremos un gato en el jardín,
tendremos un hijo si quiere venir,
muchos desayunos y ningún Clarín.

No solo del hombre vive el pan,
cuando tenga ganas
iré a trabajar,
cuando tenga ganas
no me importará.

Si viene bien que sigamos juntos,
haremos todo a pesar del mundo,
y no habrá penas para ninguno,
y no seremos los inmaduros.